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No hay mejor anhelo que esperar que tu banda preferida llegue a tu país tal es el caso para mí, bandas como Pearl Jam, U2, Waters Rolling, Stones, etc. que nos ha regalado ya el gusto en varias ocasiones.

Estas bandas nos han dejado sin aliento y con ganas de escuchar otras dos horas o más de su arte y de ahí se desprenden innumerables anécdotas desde la adrenalina y los nervios de conseguir entradas; así como contar los días para estar listo el día del evento en nuestro caso mis hermanos, padre y su servidor hacemos una logística casi perfecta para no perdernos el evento uno descubre la fecha y la preventa, otro se encarga de acceder por teléfono y otros estamos formados en taquillas para conseguir el mejor acceso posible, después ya para el día llegamos a un punto de encuentro a la hora indicada y nos disponemos a rockear y a corear las canciones a todo pulmón, podríamos decir que es como una de las reuniones familiares más importantes que tenemos.

Desde infantes mi padre nos acercó a la música del genero del  rock de manera muy peculiar, solía disfrutar de los fines de semana escuchando sus vinilos y cd en su poderosísimo estereo kenWood que era como su juguete favorito y al cual teníamos prohibido meter mano.

Solía hacernos jugar y trotar al ritmo de los caballitos (Van Halen - Hot for teacher) y ver la portada del angelito fumando.

Jugábamos a imitar los instrumentos con él, ya sea en los solos de batería o guitarra donde simulábamos los movimientos al aire. Air guitar básico uno.

Nos pasábamos horas escuchando U2, Beatles y The Doors.

Nos enseñaba cuando en las películas aparecía una buena rola de rock como en la película de Stanley Kubrick cuando aparece People Stranger (the Doors) en Full Metal Jacket de 1987. O las canciones de música clásica en Naranja mecánica. Unas cuantas de sus favoritas.

No podían faltar las canciones para trayectos largos como por ejemplo, cuando salíamos de vacaciones solía entretenernos poniendo casetes durante el trayecto, entre ellos destacaban de sobremanera los de los “Toreros Muertos” donde cantábamos canciones como “Mi agüita amarilla” con cantidad de cosas que ni entendíamos, recuerdo una vez a mi madre decirle que ya quitara eso que decían barbaridades y palabras fuertes, a lo que él respondió "déjalos ellos lo disfrutan y algún día las entenderán".

En sus momentos de relax y tranquilidad nos ponía a escuchar el “Dark side of the moon” y nos ponía videos en la ya antigua VHS uno que sin duda vimos bastantes ocasiones es el de “INXS” en Sidney, lo que más me impresionaba es ver tanta gente junta cantando las canciones.

Y así fue como nos llevó a nuestro primer concierto de rock al Auditorio Nacional donde veríamos a “La Maldita Vecindad en su gira del circo”. En la parte más alta del recinto emocionados y a la expectativa, se apagaron las luces y aparecieron de las sombras y con antorchas hombres sobre zancos de tambos de metal era el performance de la “Castañeda” y sus Servicios generales aperturando el concierto de los Hijos del Quinto patio quienes que en su turno nos hicieron bailar Pachuco arriba de las butacas.

Extasiado por el sonido de las presentaciones en vivo y la curiosidad de aprender más fui creciendo con la emoción del género del rock. Y buscando cualquier oportunidad de ir a ver bandas en concierto.

Mi padre tiene gran apertura musical él no es clásico que se queda varado en una época de gloria y al pasar de los años sigue evolucionando a veces hasta más rápido que nosotros, nos presentamos bandas, compartimos experiencias y nos conectamos con nuevos grupos tales como Muse, Kasabian, Primal Scream etc.

Uno de sus fuertes más grandes y que valoro es que no te abandona y trata de estar presente en lo que nos gusta recuerdo la ocasión en que compre boletos para “Ska-p” e iba solo, la banda prendida y yo medio apagado, para mi sorpresa recibí su llamada diciéndome acá estoy, a alzar la mirada y verlo, es algo que jamás olvidaré. Le entramos al ska con ganas y lo sorprendente de ese concierto que con poco aforo nos toca la fortuna de ver a “Panteón Rococó” abriendo el concierto.

En cada año nuevo disfrutamos de escuchar música, recordar buenos momentos y ponernos al corriente en nuevas bandas. Y claro de escuchar New years day de U2.

Cada concierto es una experiencia única y seguiremos haciéndolo todo el tiempo que nos sea posible; al momento de reunirnos los cuatro o terminar los conciertos festejamos juntándonos, alzando los brazos... juntándolos a lo que llamamos hacer un “tencito” emulando la portada del disco de Pearl Jam (ten).

 

Articulo dedicado a mi padre.

Gracias M. Negrete.

Así surgió mi pasión por el rock

Por. Aleksei Negrete

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